8 March 2025
Mensaje del Secretario General de la ICM para el Día Internacional de la Mujer 2025
Ahora que celebramos el 20.º aniversario de la creación del Congreso fundador de la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (ICM) en Buenos Aires (Argentina), quedemos manifestar nuestro orgullo por los enormes avances que han logrado las mujeres en sectores tradicionalmente dominados por los hombres. La ICM se ha posicionado a la vanguardia de la defensa de la igualdad de género y la promoción de la inclusión de las mujeres en sectores en los que su presencia ha sido históricamente limitada. En este Día Internacional de la Mujer 2025, nos unimos para compartir las historias de éxito de mujeres que no solo han forjado carreras en los sectores de la ICM, sino que también han liderado con resiliencia el activismo sindical, continuando la lucha por los derechos y libertades de las mujeres.
Sin embargo, a la par que conmemoramos estos logros, debemos hacer frente a un grave desafío que amenaza los avances que tanto nos ha costado conseguir. En el panorama político mundial actual, asistimos al ascenso de líderes con tendencias autoritarias, que se hacen con el poder alimentando la división, sembrando el odio y convirtiendo a las poblaciones vulnerables en chivos expiatorios. Estas fuerzas no democráticas son una amenaza directa para los avances en la igualdad de género. Bajo el pretexto de "preservar la tradición", pretenden hacer retroceder los derechos de la mujer, restringir las libertades reproductivas y socavar protecciones esenciales contra la violencia de género.
Somos testigo de las devastadoras consecuencias que tienen estas políticas perjudiciales en todo el mundo. En Irán, las mujeres siguen siendo víctimas de leyes discriminatorias, como códigos de vestimenta obligatorios y restricciones a las libertades personales que les niegan autonomía sobre su cuerpo y su vida. En Estados Unidos, las políticas de la administración de Trump se traducen en retrocesos para las mujeres, sobre todo en materia de derechos reproductivos, acceso a la atención de salud y protecciones contra la violencia. La Argentina forma parte de esta corriente ascendente: el Presidente Javier Milei ha criticado abiertamente lo que denomina "ideología de género", expresando su escepticismo ante las políticas destinadas a cuestionar los roles tradicionales de género. En Hungría, el Gobierno del Primer Ministro Viktor Orbán se ha opuesto a la agenda de igualdad de género de la Unión Europea, argumentando que los roles de género deben estar definidos por los valores familiares tradicionales. En algunas partes de Nigeria, especialmente en las regiones septentrionales, se mantienen arraigadas fuertes objeciones culturales y religiosas a las políticas de igualdad de género, como las relativas a la educación y la autonomía de las mujeres.
Esta lista no es exhaustiva. El ataque global a los derechos de igualdad de género es vasto y va en aumento. Los gobiernos que se oponen o hacen retroceder la igualdad de género suelen invocar "valores tradicionales" para justificar sus acciones. Estos gobiernos enmarcan sus políticas restrictivas en un esfuerzo por proteger el patrimonio cultural o las creencias religiosas, pero en realidad perpetúan sistemas anticuados y patriarcales que frenan el progreso social. La retórica de la tradición se utiliza como cortina de humo para mantener las estructuras de poder que benefician a las personas ricas y poderosas.
Debemos actuar ante estas amenazas. Debemos mantenernos firmes en nuestro compromiso con la igualdad de género, los derechos humanos y la justicia social frente a este alarmante auge de los movimientos contra la igualdad de género. No solo luchamos por los derechos de las mujeres; también defendemos los derechos de todos los grupos marginados. Debemos rechazar los movimientos que fustigan a las personas vulnerables y oponernos a las políticas de división y odio que pretenden deshacer los avances que hemos logrado.
Luchamos por una sociedad inclusiva en la que todas las personas —independientemente de su sexo, raza, estatus migratorio o identidad— tengan derecho a vivir con dignidad, libertad e igualdad de oportunidades. Renovemos hoy nuestra determinación de luchar por un futuro en el que la igualdad de género no sea solo un objetivo, sino una realidad para todos.