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Al término de su misión de investigación de nueve días en la frontera entre Tailandia y Myanmar, los parlamentarios neozelandeses Phil Twyford, Rachel Boyack y Teanau Tuiono se enfrentaron a retos urgentes que exigen no solo su atención, sino también la solidaridad de la comunidad internacional. 

 
La Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera, que siempre ha apoyado a los trabajadores, sindicatos, comunidades y jóvenes de Myanmar que se resisten al régimen militar, destacó dos cuestiones clave que los diputados deben defender en su evaluación: 1) el rechazo de las llamadas elecciones de la junta y 2) la entrega urgente de ayuda humanitaria a los más necesitados. 

La Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera afirmó que, según se informa, la junta militar se está preparando para organizar unas elecciones ficticias destinadas a consolidar el poder militar. La Federación instó a los diputados a no dejarse engañar por esta farsa. El sindicato mundial, que cuenta con 12 millones de afiliados, afirmó que el régimen controla menos del 40 % del país, pero solo tiene previsto celebrar elecciones en un tercio de los municipios. También explicó que los distritos manipulados, las votaciones amañadas y la participación forzosa sin opción de invalidar los votos restan toda credibilidad al proceso. Las leyes draconianas imponen la pena de muerte o la prisión por disidencia, todos los partidos de oposición genuinos están prohibidos y, en virtud de la Constitución ilegítima de 2008, la junta reclama automáticamente el 25 % de los escaños. 

La Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera subrayó que los diputados no deben permitir que las elecciones fraudulentas se confundan con la democracia. Legitimarlas, afirmó la Federación, envalentonaría a un régimen en guerra con su propio pueblo, agravaría el conflicto y socavaría la lucha por la libertad liderada por los trabajadores, los jóvenes y las fuerzas democráticas de Myanmar. 

La misión se produce en medio de una crisis humanitaria masiva en la que 3,6 millones de personas se han visto desplazadas dentro del país y otros 2 millones se han visto obligadas a huir. La Federación instó al equipo a defender el principio de que la ayuda debe llegar a todos los necesitados, a colaborar con los países vecinos para ampliar la entrega transfronteriza en las zonas de conflicto, a aumentar la financiación para una crisis prolongada y a canalizar el apoyo a través de la sociedad civil, los grupos de resistencia étnicos y las ONG de confianza, ya que la junta ha utilizado la ayuda como arma para matar de hambre a las comunidades opositoras. 

Para la Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera, la misión de los diputados neozelandeses debe ser clara: oponerse firmemente a las elecciones fraudulentas de la junta y presionar para que se dé una respuesta humanitaria urgente que eluda al régimen y llegue a las comunidades desplazadas y afectadas por la guerra de Myanmar. Hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que siga apoyando la lucha por la democracia del pueblo trabajador de Myanmar. Afirmó que el pueblo de Myanmar espera que líderes como los diputados neozelandeses defiendan estos principios y garanticen que la solidaridad internacional se traduzca en un apoyo real a quienes luchan contra la represión militar.